La belleza del abandono urbano

*Edificios derruidos que portan una belleza sinigual; cientos de viviendas abandonadas, perfectas para fotografías icónicas, evocan recuerdos de la ciudad de Xalapa

Javier Salas Hernández

Xalapa, Ver.- No son una plaga, no se van multiplicando de paraje en paraje ni devoran lo que encuentra a su paso, pero pululan por toda la ciudad. Están en céntricas avenidas, en calles poco transitadas, en callejones, colonias populares…en todos lados, en todas partes.

Hay cientos de decenas o tal vez centenas de ellas. Son las casas abandonadas de Xalapa que algún día tuvieron sus momentos de gloria albergando a familias, pero por azares del destino, cayeron en desgracia.

Con paredes derruidas y enmohecidas, con puertas de madera apolilladas, con ventanas protegidas con endebles barrotes de acero oxidados y con techos a punto de sucumbir, son un escenario perfecto para la fotografía y, de paso, evocar tiempos pasados.

Son centinelas estoicos que han aguantado el paso del tiempo y las inclemencias climáticas, inmuebles envueltos en hollín  que forman parte del folclor citadino de una ciudad.

Han visto miles de historias que día a día se presentan en las calles y que se han convertido en mudos testigos de la historia. Son más de 35 mil casas abandonadas en la capital del estado, según cifras oficiales.

Para el ojo cotidiano pasan, a veces desapercibidas, pero para aquellos que caminan admirando su entorno, esos edificios derruidos portan una belleza sinigual.

Sus paredes despintadas, llenas de moho, sus puertas de madera carcomidas y sus techos a punto de derrumbarse, son una imagen irresistible. Un mundo de historias resguardadas en sus paredes.

Lo curioso es que ninguna de las viviendas abandonas es utilizada como refugio por indigentes ni por pandillas. Tampoco las envuelven historias fantasmagóricas ni leyendas terroríficas.

Solo se habla de la casa abandonada de la céntrica calle Juárez y es conocida como la Casa del Muerto: dicen que perteneció a un militar que luchó en la Revolución y que, al morir, al no tener familiares, el inmueble quedó abandonado hasta hoy. Según se cuenta que, por las noches, del interior de la casa emanan gritos y lamentos.

Lo cierto es que esas casas ya forman parte del paisaje de la ciudad.

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